Hoy miércoles nos vamos a fijar en las manos
clavadas en la cruz. Manos abiertas, clavadas pero abiertas a pesar de todo. Manos
abiertas de quien ha vivido desde la entrega, de quien fue hacia dentro
de sí mismo, encontró lo bueno que tenía, lo que el Padre sembró en Él, y supo darlo a los demás.
Mira tus manos. Pon las palmas hacia arriba, y trata
de mirar más allá de ellas, más hacia dentro de ti. ¿Qué dones identificas que
puedas poner al servicio de los demás? Piénsalo mientras oyes la siguiente
canción:
Ahora, escoge dos dones tuyos. Escribe uno en una
palma y el otro en la otra palma. Pon las palmas de las manos mirando al cielo,
como ofrenda a Dios, y dí: <<Señor, estas son mis manos. Yo te ofrezco y
ofrezco a los hermanos mi…… y mi ….. (leo lo que he puesto en ellas)>>.
¡Buenos días!
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