¡Ven, Espíritu de Dios!
Renueva la faz de la Tierra.
Reconcílianos con el aire que contaminamos,
reconcílianos con el agua que envenenamos,
reconcílianos con la tierra que llenamos
de asfalto y cemento,
reconcílianos con los hermanos y hermanas
a quienes descartamos.
¡Renueva nuestros deseos
y renueva la faz de la Tierra!
¡Ven, Madre de la vida!
Límpianos del deseo de poder,
haznos creer en la reconciliación
entre nosotras y los animales
a los que tratamos como máquinas,
entre nosotros y las plantas
que aparentan ser inútiles para nosotros.
Danos fe para rescatar los árboles,
para que no todos mueran.
¡Renueva nuestras mentes
y renueva la faz de la Tierra!
¡Ven, Aliento de Dios,
Maestra de los humildes!
Inspira nuestras vidas para que aprendamos a vivir
en unión con todas las criaturas,
transfórmanos de enemigos en hermanos,
de especuladores de ganancias
en amigos de la Tierra.
¡Renueva nuestros corazones
y renueva la faz de la Tierra!
¡Ven, esperanza de los pobres,
juez de los poderosos!
Rescata del naufragio a nuestro planeta,
sácanos de la prisión de nuestra voracidad.
Aliento de vida, ¡sopla sobre nosotros!
Agua de vida, ¡déjanos beber de ti!
¡Déjanos convertirnos en tu morada
y renueva la faz de la Tierra!
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