Hemos comenzado las vacaciones; celebraremos la semana grande de los
cristianos: LA SEMANA SANTA. Las vacaciones nos tendrían que facilitar vivir con más tranquilidad y
dedicación estos acontecimientos de nuestra fe. Hay que encontrar la forma de compaginar el
descanso y la vivencia de estos grandes acontecimientos de la vida de Jesús.
El día más importante de esta Semana es el Domingo de Pascua, porque celebramos La
Resurrección de Cristo. La Resurrección es el fundamento de nuestra esperanza: "Si Cristo resucitó,
también resucitaremos nosotros". Pero nos hemos de preguntar también que repercusión tiene la
Pascua en nuestra vida. Porque la Resurrección es un hecho que hemos de vivir ahora nosotros a
través de la enseñanza de Jesús.
Pero antes de llegar a la Resurrección, Jesús realizó unos hechos tan importantes que por
esto los recordamos con gran atención en la llamada Semana Santa.
El JUEVES SANTO, recordamos que Dios es amor y este amor de Dios se transforma en un
servicio al hombre y a su mundo, como un compromiso de Dios para ayudar al ser humano a llegar a
vivir dignamente en el mundo. Por eso en ese día se celebra el AMOR FRATERNO. El amor es el
principio transformador de todo. La fraternidad comporta: comprensión, ayuda, confianza, servicio... La
Eucaristía que celebramos tan frecuentemente, nos ha de hacer vivir todo esto.
El VIERNES SANTO, leemos solemnemente el relato de la Pasión de Jesús. Todos los
cristianos sabemos que hemos sido salvados por la muerte y resurrección de Jesús. Esto es un consuelo
para los que vivimos en el sufrimiento y en la angustia de la muerte. Ahora sabemos que estos hechos no
son la "última palabra". Dios nos hace ver que del sufrimiento podemos sacar vida y felicidad. El cristiano
tiene el deber de trabajar para suprimir el dolor, pero cuando esto no es posible, sabemos que el dolor
tiene sentido como opción de amor, no por sí mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario