Jn 20,19-23. En la fiesta de Pentecostés, pedimos que nuestro corazón arda, que nos abramos a su novedad. Algunos adolecen de falta de esperanza, otros de falta de caridad. ¿No adolecemos de falta de fe? En muchos casos tenemos una fe cansada, débil, empobrecida. Sin fe, no movemos montañas. Ni a nosotros mismos. La fe es luz para la vida y fuerza para las decisiones.
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