El Evangelio de hoy nos presenta la quinta antítesis que encontramos en el capítulo 5 de Mateo. Jesús habla con autoridad «han oído que se dijo… pues yo les digo». En esta antítesis, que trata sobre la ley del Talión, aparece otra sorprendente novedad del mensaje evangélico: el NO rotundo a la ley del «ojo por ojo, diente por diente». Esta ley en la cultura bíblica y en otras culturas era un mecanismo para evitar que la sociedad cayera en el caos de la violencia indiscriminada. De alguna forma esta ley continua presente en nuestros días y se considera necesaria para asegurar la convivencia humana. La violencia legalizada parece ser la única respuesta que encontramos para hacerle frente a otro tipo de violencia que amenaza a la sociedad. Un ejemplo entre muchos, es la pena de muerte.
Jesús nos propone un cambio radical de este principio, porque la violencia solo genera más violencia. Para cambiar de raíz este mal de la violencia, las relaciones entre sí y con Dios, se deben basar en el amor. En la fuerza creativa del amor es donde podemos encontrar la respuesta para la violencia. Jesús les propone a sus discípulos y seguidores, nos los sigue proponiendo también hoy a nosotros, «no hacer frente al que los agravia». Es decir, no devolver mal por mal. La renuncia a la violencia no es resignación o ingenuidad, Jesús invita a ir más lejos, a responder al mal con el bien.
Esta propuesta de Jesús nos puede resultar difícil, complicada, contracultural, pero tiene una sorprendente actualidad en nuestro mundo violento de hoy. La espiral de la violencia en nuestra sociedad tiene unas consecuencias dramáticas. Bajo este paradigma de la violencia institucionalizada, política y militar nuestro mundo se hunde. El gran reto que tenemos como seguidores de Jesús es potenciar una actitud de la no violencia en nuestras relaciones de cada día, con pequeños gestos, en los ambientes donde nos movemos. Mateo lo plantea con sencillez y realismo: «si uno te da una bofetada… al que quiera ponerte en pleito… si uno te obliga a caminar mil pasos… a quien te pide prestado» (39-42). Las respuestas nos pueden parecer simples, pero están cargadas del poder que cambiará el mundo.
¿Tengo esta actitud de la no violencia activa como testigo del Reino de Dios en medio de un mundo injusto y violento?
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