Un día, a la Madre Teresa de Calcuta le preguntaron por lo que consideraba ella que tenía la mayor fuerza del mundo, y curiosamente no habló ni de los gobiernos, ni del dinero, ni de las grandes multinacionales. Para sorpresa de todos afirmó que el acto más poderoso y fuerte del ser humano es perdonar al hermano.
Quizá os parezca tan sólo una frase bonita, pero si lo pensáis despacio, la cosa tiene más miga de lo que parece. ¿Qué pasaría si los que están en guerra se perdonaran?; ¿qué ocurriría si los países ricos perdonaran la deuda externa a los pobres?; ¿Qué pasaría si los grandes prestamistas de dinero e hipotecas perdonaran humanamente parte de las deudas a los que no pueden pagar?; ¿Qué cambiaría si tú perdonases aquello que te hizo tu compañero, tus hermanos o tus padres?
Pero claro, también pueden verses las cosas desde el otro lado, es decir, ¿qué pasa cuando me perdonan?, ¿Qué siento cuando alguien a quien hice daño me vuelve a sonreír?, ¿Qué ocurre cuando mis padres, con los que tan pocos detalles tengo me tratan tan bien?
Cuando perdonamos, o cuando alguien nos perdona, es como si volviésemos a empezar, como si nos dieran otra oportunidad o como si la historia volviese a empezar de nuevo. Jesús, en sus predicaciones se dedicó a predicar el perdón de Dios. Anunciaba que Dios nos busca, nos acoge y quiere que vivamos en el perdón. Jesús les devolvió la vida y las ganas de vivir a multitud de persona.
Siempre es un buen momento para pedir perdón. Piensa quien está esperando a que le perdones y regálale tú perdón. Qué tengas un buen día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario