Volvemos a retomar los jueves de oración mirando a lo que nos es propio, a nuestra propia identidad. Pedro Poveda hoy nos dice que tenemos que ser sal porque nuestra misión es sazonar lo desabrido. Y debemos salir a la vida y tratar al prójimo al estilo de Jesús y con la alegría de Santa Teresa.
“La sal sazona lo desabrido. Esta es vuestra misión: sazonar lo desabrido, allí donde vayáis, en el sitio donde vivís, a las gentes con quienes tratáis; hacer agradable la vida espiritual, amable la virtud, alegre la penitencia, consolador el sufrimiento. Debéis trabajar de tal manera, expresaros de tal modo, obrar siempre con tan buen espíritu, tratar al prójimo con tanto agrado, prodigar tantos consuelos, llevar a su ánimo una persuasión que sazone toda su vida. Este es el espíritu atrayente que habéis de tener si pretendéis imitar a Teresa de Jesús. Desabrido es el mundo; pero cuando los ánimos desabridos halan en su camino la sal de la virtud, del sacrificio, quedan sazonados y, aun sin darse cuenta de ello, encuentran algo que quizá no acierten a explicarse, pero que les satisface, consuela y alienta.”
(San Pedro Poveda, 1920)
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