(San Lucas Evangelista; siglo I) Autor del tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles. Se ignoran los detalles de su biografía, si bien la tradición indica que nació en Siria y que fue discípulo de San Pablo, quien se refiere a él como su ayudante e iluminador. De sus obras se infiere que acompañó a San Pablo a lo largo de toda su vida, que dedicó a la enseñanza y a la predicación. Se le atribuye la autoría del tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles, obras que en realidad conforman un mismo libro.
La prosa de San Lucas, muy rica, denota una alta formación académica y es, sin duda alguna, la más literaria de los autores del Nuevo Testamento. Escrito en griego, su evangelio relata la predicación y los hechos de Jesús de Nazaret, aunque afirma que no fue testigo de sus obras; por ello, y también por el estilo y vocabulario utilizado, la crítica suele fechar sus escritos alrededor del año 70 d.C. Patrón de pintores y de médicos, puesto que la tradición lo describe como amigo de artistas y con conocimientos de medicina, la Iglesia Católica lo venera el 18 de octubre.
Biografía
Son escasos los datos que se conocen acerca de San Lucas. Contra la tradición, que lo supone oriundo de Antioquía (Siria), parece haber nacido en la ciudad de Filipos, o al menos en Macedonia; los pasajes donde habla en primera persona se refieren, precisamente, a acontecimientos de estos lugares, por él mejor conocidos que los restantes. El nombre de Lucas, seguramente abreviación de Lucano o Lucio, puede ser el de un liberto entregado al estudio.
Las primeras referencias a su persona están contenidas en las epístolas de San Pablo, en las que se le cita como «colaborador» y como «querido médico». En los Hechos de los Apóstoles, San Lucas habla de sí mismo usando el plural «nosotros». En ese mismo libro aparece acompañando a San Pablo en su segunda misión, en el viaje que éste hizo de Troas a Filipos. Después de permanecer en aquella ciudad por espacio de unos seis años, volvió a acompañar a San Pablo en un viaje a Jerusalén, y nuevamente cuando aquél fue conducido prisionero a Roma. En la víspera de su martirio, San Pablo recordó que «sólo Lucas está conmigo» (II Timoteo 4:11).
La tradición lo considera médico de profesión, así como dotado para la pintura; probablemente, sin embargo, tal noticia no es sino la transposición al campo pictórico del arte con que Lucas supo describir a los personajes en sus textos. Su símbolo como evangelista es el toro. Son diversas las versiones sobre su muerte: unas tradiciones lo hacen sufrir martirio en Patrás; otras, en Roma; otras, en fin, en Tebas de Beocia.
El propio San Lucas se excluye a sí mismo de las personas que fueron testigos directos de Cristo. Interesado por la verdad histórica, San Lucas reprodujo en su Evangelio aquello que había oído directamente a los apóstoles y discípulos de Jesús: «... según nos lo transmitieron los que fueron desde el principio testigos oculares y luego servidores de la palabra, también yo, después de haber investigado con exactitud todos esos sucesos desde su origen, me he determinado a escribírtelos ordenadamente...» (Lucas 1:2-2).
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