Esta es la historia de una rueda a la que le faltaba un pedazo. La rueda quería estar completa, sin que le faltara nada, así que se fue a buscar la pieza que había perdido. Pero como estaba incompleta y sólo podía rodar muy despacio, reparó en las bellas flores que había en el camino charló con los gusanos y disfrutó de los rayos del sol. Encontró montones de piezas, pero ninguna era la que le faltaba, las hizo a un lado y prosiguió su búsqueda. Un día halló una pieza que le venía perfectamente. Entonces se puso muy contenta, pues ya estaba completa, sin que nada le faltara. Se colocó el fragmento en el cuerpo y empezó a rodar...
Volvió a ser una rueda perfecta que podía rodar con mucha rapidez...Tan rápidamente, que no veía las flores ni charlaba con los gusanos. Cuando se dio cuenta de lo diferente que parecía el mundo cuando rodaba tan a prisa, se detuvo, dejó en la orilla del camino el pedazo que había encontrado y se alejó rodando lentamente.
- Al igual que la rueda, nosotros tampoco somos perfectos y podemos ser felices, sólo tenemos que aceptarnos como somos e intentar superarnos: ¿somos capaces?
Amigo Jesús, sabemos que no somos perfectos y que cometemos errores.
Queremos darnos cuenta en qué fallamos y superarnos.
Gracias Jesús, por hacernos tal y como somos.
Gracias por invitarnos a ser felices así, con nuestro nombre y apellido.
GRACIAS JESÚS.
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