- Contribuyamos a una visión positiva de los valores “tradicionalmente femeninos” (diálogo, ternura, empatía, cuidados, etc.) promoviendo la capacidad de empatía de los niños y jóvenes, para que asimilen el cuidado de las y los demás como un valor positivo.
- Promover y disfrutar la riqueza de la diversidad de identidades existentes como un valor en positivo y no como un problema.
- Poner las emociones y los cuidados en el centro, siendo cuidadores tanto ellas como ellos, reforzando figuras masculinas como cuidadores referentes.
- Visibilizar cómo cualquier pequeño maltrato es un GRAN maltrato, incorporando una TOLERANCIA CERO frente a la violencia - Clave: ruptura de silencios cómplices frente a situaciones de violencia.
- Reforzar en las mujeres dos aspectos clave: la autoestima y la autonomía, fortaleciendo sus habilidades para aprender a establecer límites y a cuidarse a sí mismas dejando de centrar su identidad en torno al amor y al sacrificio.
- Chicas y chicos deben ser capaces de ponerle nombre a sus sentimientos, identificarlos y expresarlos sin miedo.
- Cambiar las relaciones de riesgo por relaciones de cuidado: lo "malote" no carece de atractivo. Lo que es atractivo es el cuidado y los buenos tratos.
- Poner en valor los diferentes cuerpos que nos conforman como mujeres que rompen con el modelo de belleza que sale por la tele, en las revistas y en las redes sociales.
- Es básico visibilizar, potenciar y revitalizar la noción de sororidad, cuya base es el fortalecimiento de los pactos solidarios entre mujeres. No somos competencia, somos compañeras
SAN PEDRO POVEDA, RUEGA POR NOSOTROS.
VIRGEN MARÍA, RUEGA POR NOSOTROS.
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