Jesús le respondió a Pedro: “Antes de que un gallo cante, dirás tres veces que no me conoces”.
Cuando los soldados se llevaron a Jesús, la mayoría de sus amigos ya había huido. Pero dos de ellos siguieron con la gente. Uno era Pedro. Él se acercó a un fuego para calentarse. A la luz del fuego, una sirvienta vio la cara de Pedro y dijo: “¡Yo te conozco! ¡Tú andabas con Jesús!”.
Pedro respondió: “No. No es cierto. No sé de qué hablas”, y se fue hacia la puerta. Entonces otra sirvienta lo vio y les dijo a los demás: “¡Este hombre andaba con Jesús!”. Pedro contestó: “¡Ni siquiera sé quién es Jesús!”. También un hombre dijo: “Tú eres uno de ellos. Se te nota, hablas como los galileos, igual que Jesús”. Pero Pedro juró: “¡No lo conozco!”.
En ese momento, un gallo cantó. Pedro vio que Jesús lo estaba mirando y recordó las palabras que Jesús le había dicho. Así que salió y lloró mucho.
Suelo hablar con Dios. Le cuento las cosas bonitas que me han pasado, si estoy triste, si estoy alegre; le doy gracias por mis amigos, por mi familia…
He descubierto que me quiere; así, como soy. Me comprende y está siempre a mi lado para guiarme. Y eso me hace enormemente feliz.
PADRE NUESTRO...
SAN PEDRO POVEDA, RUEGA POR NOSOTROS.
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