Jesús, como en tantas otras ocasiones, se retiró a un lugar tranquilo para estar a solas... La gente, venida de muchos lugares, le siguió y el Señor, viendo la cara de impaciencia de la mayoría de ellos, se dispuso a atenderles prontamente.
Pues bien, no habían pasado apenas treinta minutos cuando una gran parte de la muchedumbre empezó a ponerse nerviosa mirando continuamente el reloj...
Los apóstoles percatándose de la situación tan delicada que se les avecinaba, se acercaron a Jesús y le dijeron:
‐ Se hace tarde, Maestro. La gente tiene que irse ¡tiene tantas cosas que hacer! Jesús les dijo:
‐ No es necesario que se vayan tan pronto... ¡No me digáis que no les queda nada de tiempo!
‐ Por mucho que les hemos insistido, respondió uno de los apóstoles, nada de nada. Bueno, tan solo un niño dice disponer de 20 minutos libres.
El Señor esbozó una sonrisa y le comentó:
‐ Ya no se trata de panes ni de peces, ni de saciar el hambre de la muchedumbre. Algo mucho peor está infiltrándose en el corazón de las personas...
Y dirigiéndose al gentío les fue entregando todo un año, un año plagado de cientos de oportunidades para encontrase con ellos mismos, con su familia, con sus amigos, con Dios...
Ah, y también a ti, querido amigo, te lo ha entregado Jesús. Es decisión tuya la de multiplicar o dividir tu tiempo para contigo mismo, para con tus hermanos y para con Dios... ¡Tú decides!
PREGUNTAS PARA EL DIÁLOGO
- ¿Sabemos organizar nuestro tiempo o siempre vamos a la carrera y agobiados?
- ¿Nos gusta dedicar tiempo a los demás?
Te siento vivo y presente. Mi Dios, no sé vivir sin ti. Te necesito siempre por eso quiero darte las gracias.
Te siento vivo y presente. Siento que vives en cada gesto cercano de las personas que me rodean, siento que vives en todo el amor que me regalan y soy capaz de regalar.
Siento que vives en mí, porque cuando miro en mi interior allí te encuentro, sonriéndome, amándome; acariciando mi vida y mi historia, y diciéndome que estás vivo para siempre y que yo viviré siempre junto a ti.
PADRE NUESTRO...
San Pedro Poveda, Ruega por Nosotros.
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