Damos comienzo a esta nueva semana escuchando el Evangelio de ayer domingo...
Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,46-52):
Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí.»
Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo.»
Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama.» Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.
Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?»
El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.»
Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.» Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.
Palabra del Señor
Mc 10,46-52. Este Evangelio parte de la vida de un ciego que reconoce que lo está, que es incapaz de ver y que desea curarse. Y nos hace replantearnos muchas cosas...¿no estaré yo ciega también? ¿Me dejo mirar por Jesús? ¿La mirada de cuántas personas en mi vida ha significado algo para mí? ¿Le doy la importancia que tiene a cada persona que miro y veo en mi vida? ¿Veo a Jesús en esas personas?
Bartimeo y Jesús nos enseñan este domingo lo importante que es ver con el corazón, y sobre todo, que después de haber visto, tenemos que ponernos manos a la obra.
PADRE NUESTRO...
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