En Lar, una ciudad de Persia, vivía un pescador indolente, muy dejado. Cierto día, cuando dormía, como de costumbre, bajo la sombra de un árbol, junto al río, tuvo un sueño que le impresionó mucho.
Soñó que al volver a casa había encontrado en el campo un gran cántaro de hierro en el fondo del cual descubrió, con sorpresa, una moneda de oro. Sandejí ‐así se llamaba nuestro pescador‐ introdujo la mano y sacó del fondo del cántaro el precioso hallazgo. Cuál no fue su espanto cuando al repetir la operación encontró una nueva moneda igual a la primera. ¡Era un cántaro milagroso! Debajo de cada moneda que sacaba encontraba otra nueva al alcance de su mano
¿Qué significado podía tener aquel sueño tan original del cántaro milagroso? Sandejí se fue a consultar a un anciano sacerdote sobre el significado de su sueño.
‐Es fácil desvelar el misterio –contestó el sacerdote‐ Vete al río, echa las redes varias veces y entonces sabrás cuál es el significado del sueño.
El pescador se animó con aquellas palabras y se fue al río. Vio varios peces que nadaban en la corriente, lanzó la red y cogió algunos. Nuevos peces aparecieron en el fondo del río y el pescador los fue sacando de allí con la red. Así, trabajando activamente, consiguió la pesca más abundante de todas las que había hecho en los últimos meses.
Entonces pasó por allí un rico mercader y al ver los cestos llenos de peces se los compró por una buena cantidad de dinero. Sólo entonces el pescador comprendió el significado del sueño y el verdadero sentido de las palabras del anciano sacerdote. El cántaro milagroso era el río de cuyo fondo sacaba él los peces que se convertían en las ambicionadas monedas de oro.
Tu cántaro milagroso son tus estudios. Si ahora empiezas a trabajar con seriedad no te costara ir sacando, uno tras otro, unos resultados excelentes. Ponte manos a la obra ahora mismo
¿Estamos atentos a nuestro cántaro?
¿Somos conscientes de nuestras responsabilidades? ¿Nos las tomamos en serio?
¿Crees que necesitas ayuda para este curso? ¿A quién se la pides?
ORACIÓN
Señor Jesús, gracias por este nuevo amanecer; gracias por una nueva oportunidad de sentirnos realizados como personas, de poner en juego todo nuestro potencial y aprovecharlo al máximo.
Danos fuerza para tomarnos en serio nuestras responsabilidades; danos fuerza para entender que son el medio para seguir creciendo y madurando.
Gracias Señor y ayúdanos a hacerlo realidad.
SAN PEDRO POVEDA, RUEGA POR NOSOTROS
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