¡Ojalá la Cuaresma sea un tiempo en el que experimentemos la amistad con Dios hasta convertirnos en sus compañeros de camino de entrega!
Decía Santa Teresa: “¡Oh, qué buen amigo hacéis, Señor mío! ¡Cómo le vais regalando y sufriendo, y esperáis a que se haga a vuestra condición y tan de mientras le sufrís Vos la suya! ¡Tomáis en cuenta, mi Señor, los ratos que os quiere, y con un punto de arrepentimiento olvidáis lo que os ha ofendido!” (Vida 8, 6).
Tú nos has amado primero, ¡Dios desconcertante y Fiel!... Presencia, en la invocación. Compañero, en el camino. Fiesta en la debilidad. Amor que nos nombra y elige en nuestros extravíos, cuando todo parece perdido. Todo es posible para Dios, Él nos amó primero y hasta el extremo.
SAN PEDRO POVEDA, RUEGA POR NOSOTROS
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