PENSAMIENTO:
Toma una postura cómoda en tu silla y cierra los ojos.
Coge aire profundamente por la nariz, aguántalo dos segundos y suéltalo despacio por la boca. Repítelo 3 veces más.
Vamos a leer la historia del fósforo y la vela.
“Hoy te voy a encender, le dijo el fósforo a la vela.
- Oh, no, no lo hagas, respondió la vela. Tú no te das cuenta que si me enciendes ¿mis días estarán contados?
Y el fósforo le respondió: - ¿quieres permanecer toda la vida así, dura, fría y sin brillar nunca?
- Pero, ¡tienes que quemarme!, y eso duele y consume todas mis fuerzas, murmuró la velita.
- Tienes toda la razón del mundo, le dijo el fósforo, pero esa es nuestra misión; tú y yo fuimos hechos para ser y dar luz; como fósforo puedo hacer muy poco, mi llama es pequeña y mi tiempo muy corto, ¿ves? Ya me estoy acabando, pero, amiga, te paso mi llama, de este modo habré cumplido con el propósito de mi vida. Tú eres una vela, y tu misión es brillar. Todo tu dolor y energía se transformarán en luz y calor para los demás.
Al escuchar todo esto, la vela miró al fósforo y le soltó cuando ya se iba a apagar: Por favor,
¡enciéndeme! Así lo hizo, y el fósforo murió. La vela brilló con una esplendente luz, iluminó el entorno y la habitación donde se hallaba y estaba orgullosa de ir consumiéndose sirviendo con su resplandor”. (Revista Misión Joven. Mayo 2021).
REFLEXIÓN:
Si tuvieras que escoger entre ser cerilla o vela, ¿qué escogerías? ¿por qué?
ORAMOS JUNTOS:
“Jesús nos dice: Vosotros sois la luz de este mundo. Una ciudad situada en lo alto de un monte no puede ocultarse; y una lámpara no se enciende para taparla con alguna vasija, sino que se la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la casa. Del mismo modo, procurad que vuestra luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que hacéis, conozcan la bondad de Dios”. Mateo 5, 14-16
SAN PEDRO POVEDA, RUEGA POR NOSOTROS.
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