Buenos días. Ayer vimos un vídeo donde nuestros compañeros hablaban de la amistad y la confianza. Todos hablaron de lo importante que es confiar en los amigos, pero también hablamos de que a veces los amigos nos fallaban y teníamos que perdonarlos, y esto, no siempre es fácil.
Escuchamos esta fábula con atención:
LA ROCA Y EL PERDÓN:
Cuentan que un día Buda estaba sentado en la ladera de una montaña, meditando y contemplando en serenidad el paisaje cuando un primo suyo, que le tenía envidia, subió hasta lo más alto de la montaña y lanzó desde allí una enorme roca con la intención de hacerle daño. Sin embargo, falló y la pesada roca aterrizó haciendo mucho ruido junto a Buda, interrumpiendo su meditación, pero sin hacerle daño.
Instantes después, Buda siguió como si nada, tranquilo y mirando al horizonte.
Días después, Buda se encontró con su primo. Este, avergonzado por lo que había hecho, le preguntó:
– Primo, ¿no estás enfadado?
– No, claro que no- contestó él.
– ¿Por qué no lo estás? ¡Intenté hacerte daño!
– Porque eso fue hace una semana y tú estás avergonzado. Tu ya no eres el mismo que arrojó la piedra ni yo soy el mismo que estaba allí sentado.
ORACIÓN
A veces nos cuesta pedir perdón y otras veces nos cuesta perdonar.
Cuando pedimos perdón tenemos que hacerlo con el corazón, y cuando perdonamos también tiene que salir del corazón.
Jesús nos enseñó que teníamos que perdonar en el Padre Nuestro: “y perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.
El siempre nos perdona porque nos ama y nos pide que nosotros también lo hagamos con los que nos fallan.
Feliz día.
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