La semilla del bambú japonés una vez sembrada no se ve durante siete años. Sólo despunta un brote como una hierba pequeña. Todo crece debajo de tierra: raíces hacia abajo, hacia los lados que se van alargando. Al cabo de siete años empieza a crecer por fuera rápidamente hasta llegar a la altura de 25 metros. En la vida muchas cosas buenas que se siembran cada día no se notan en años pero, si por dentro van echando raíces con el esfuerzo, al cabo de los años todos podrán ver la grandeza del prolongado esfuerzo y trabajo. Para ello se necesita constancia, paciencia, no desanimarse.
Al comienzo del curso no te desanimes si no ves frutos enseguida. Tú trabaja con tesón y al final verás cuántas cosas habrás aprendido, cuántos amigos verdaderos tendrás y qué alegría sentirás por tanto esfuerzo callado que has hecho. De la sabia naturaleza, de las plantas, animales y seres vivientes cuántas lecciones podemos aprender en nuestra vida. Son como un libro abierto que nos dan muchos ejemplos si las cuidamos y conservamos.
- ¿Qué podemos aprender de la historia del bambú chino?
- ¿Cuál puede ser el compromiso para el día que comienza?
Gracias Jesús, porque nos das la oportunidad de trabajar, de crecer como personas, de llegar lejos.
Es verdad que a veces nos desanimamos, porque como el bambú chino, tardamos en dar fruto.
Que de verdad seamos constantes, que el esfuerzo sea nuestra agua que nos riega diariamente... para que pronto, demos fruto, y ese fruto dure.
GRACIAS JESÚS.
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