Vivamos el momento presente.
Recordemos que Jesús es nuestro compañero de camino, de cada uno de nosotros. Y nosotros debemos ser “compañeros/as” para los demás: acercarnos a ellos, escuchar sus preocupaciones, cuáles son sus intereses y proyectos… y reconocer a Jesús en sus vidas.
Jesús nos dice hoy: “Estad siempre despiertos, cuidad mejor mi presencia en medio de vosotros, vivid, sed sal...”
- Vivir despiertos es no dejar que mi corazón se endurezca, no quedarme sólo en quejas, críticas y condenas, despertar activamente la Esperanza
- Ser sal significa vivir de manera más lúcida, sin dejarnos arrastrar por la insensatez que, a veces, parece invadirlo todo. Atrevernos a ser diferentes. No dejar que se apague el deseo de buscar el bien para todos.
- Vivir despiertos significa vivir con pasión la pequeña aventura de cada día. Seguir haciendo esos pequeños gestos que, aparentemente, no sirven para nada, pero sostienen la esperanza de las personas y hacen la vida un poco más amable.
- Ser sal significa buscar a Dios en la vida y desde la vida. Intuirlo muy cerca de cada persona. Vivir, no solo de nuestros proyectos, sino atentos/as al proyecto de Dios.
Jesús extiende sus manos sobre la humanidad dolorida, y esas manos somos nosotros. Y ahora, más que nunca, nos pide: ser sal de la tierra, llevar su sabor…
Oración
Hacemos silencio, nos ponemos en su presencia.
Él esta aquí, aquí en la realidad que hoy nos toca vivir.
Este momento es un tiempo oportuno para dejarnos reconducir, recolocar la vida en su mirada y dejarnos mirar; para descubrir la mirada de cada hermano y aprender como mira Dios; para vaciarnos de nosotros poniendo en el centro la misericordia de Dios
Estoy aquí porque deseo encontrarme Contigo, Señor y reconocer que me amas y me llamas más que nunca a ser tus manos, a ser sal de la tierra.
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