Quédate
A veces iré distraído,
y a mi vera serás
peregrino ignorado.
Tú hazte notar.
Puede que vaya
sumido en fracasos,
rumiando derrotas,
lamentando golpes,
arrastrando penas,
sin ver el sol radiante,
la vida que bulle,
tu mano tendida.
Tú toca mi hombro,
e importúname.
Acaso, perdido en palabras,
no escuche tu voz
desvelando lo escrito
en el cielo, en la historia,
en el acontecer de cada día.
Tú grita.
Quizás no te lo pida,
no te abra la puerta,
ni me dé cuenta
del hambre
que nos atenaza.
Pero tú quédate.
Tal vez, al conocerte,
te quiera retener
en mi casa, a mi mesa,
apresando el instante.
Tú te irás, de nuevo,
dejando en mi pecho
el fuego de mil hogueras,
y la alegría de un reencuentro.
PADRE NUESTRO...SAN PEDRO POVEDA, RUEGA POR NOSOTROS
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