Mc 12,38-44. En un mundo como el nuestro necesitamos conservar la ilusión de que en nosotros hay todavía un corazón humano y compasivo. La viuda no aparece en actitud pasiva, esperando que otros lleguen y le ayuden, sino que viene a presentarse en gesto activo, solidario y gratuito. Su experiencia contagia y hace descubrir. Una imagen vale más que mil palabras y un testimonio más que todos los discursos. El encuentro con Dios no se consigue a través de unos ritos externos suntuosos, sino a través de gestos sencillos y silenciosos. Que no sea yo quien menosprecie y deje de hacer las cosas pequeñas de cada día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario