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domingo, 5 de junio de 2022

ORACIÓN DE LA MAÑANA PRIMARIA: Oramos con el Evangelio del Domingo - LA FIESTA DE PENTECOSTÉS-Lunes 6 de junio de 2022





Evangelio de ayer (Juan 20,19-23), fiesta de Pentecostés, 

leyéndolo de forma dialogada.


Narrador:        Escuchad, amigos y amigas, voy a contaros lo que sucedió tras la               resurrección de Jesús. Los discípulos estaban en una casa, con las puertas cerradas, por miedo a los judíos.


Discípulo1:      ¿Y qué habían hecho los judíos para tenerles miedo?


Narrador:        Acusaron a Jesús falsamente y consiguieron que Pilato le condenara a morir en la cruz.


Discípulo2:      Y los discípulos temían que se les acusara también. ¡Qué cobardes!


Narrador:        ¿Qué haríamos en su lugar? Jesús era su fuerza y su refugio. Además, ellos

soñaban con un Mesías victorioso. De hecho, lo abandonaron todo por seguirle, y ¡menuda decepción! Sin embargo, escuchad: Ha        anochecido, es el día primero de la semana…

Y de repente una voz les sorprende y les dice:


Jesús:               ¡Paz a vosotros!


Discípulos:      Es el Maestro, es el Señor… ¡Ha resucitado!... no es posible.


Jesús:               No tengáis miedo. Mirad mis manos, mirad mi costado. Soy yo, Jesús, el     Maestro.


Discípulo1:      ¡Qué bien, Maestro…, ¡has vuelto Jesús!


Discípulo2:      Tu presencia nos anima y reconforta, ¡ya no tenemos miedo! ¡Qué alegría tenerte aquí!


Discípulo1:      Sí, sí, qué alegría. Gracias por acordarte de nosotros.


Jesús:               Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el

Espíritu Santo.


Discípulo2:      Perdona, Maestro...pero... ¿para qué queremos nosotros a ese Espíritu?


Discípulo1:      ¡Claro!, alguien tendrá que ayudarnos... iluminarnos... guiarnos y... cambiarnos

por dentro ¿no crees? … ¡Falta nos hace!


Narrador:        Y Jesús queriendo darles confianza y ánimo, les dice:


Jesús:               A quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados y a quienes     se los

retengáis, les quedan retenidos.




ORAMOS


Para vivir conectados a Jesús necesitamos al Espíritu Santo. ¿Cómo lo hace?

Ayudándonos a estar en silencio cuando oramos. 


Vamos a pedir a Jesús que venga el Espíritu Santo repitiendo:

“¡Ven, Espíritu Santo!”


Durante un minuto, cada diez segundos repetimos la expresión, dejando ese intervalo en silencio.

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