Pedro Poveda vivió con” la cabeza y el corazón en su momento
presente”, atento a las necesidades, sensibilidades y oportunidades de su
tiempo.
Nuestro hoy está lleno de incertidumbre y a la vez de
esperanza, pero ¿cómo dialogaría hoy Poveda con estas circunstancias tan
sorprendentes? ¿qué nos diría? ¿qué realidades nos invitaría a mirar?
Hoy es él quien se comunica contigo. Te va a hablar,
pero sobre todo te va a invitar a que le cuentes, a que le compartas qué estás
viviendo, cómo lo estás viviendo, qué se despierta en ti en este momento. Por
ello, para leer la carta que te escribe, necesitas preparar el momento, contar
con tiempo, sin prisas y un espacio sin ruidos en el que puedas estar
concentrado/a.
Te proponemos que cojas un boli y un papel y mientras
lees la carta o al terminar de leerla, escribas tu respuesta, la experiencia
que estás viviendo, el camino que vas haciendo de aprender a vivir + lo que
eres, a vivir + tus relaciones, tu familia, tu colegio, de aprender a vivir +
la relación con este presente, con la humanidad, y de aprender a vivir + la
idea buena de Poveda.
¡Buenos
días!
Hoy
día 4 de mayo del 2020 vengo a hablar contigo, pero, sobre todo, vengo a
escucharte. Quiero saber cómo estás y que miremos juntos cómo seguir caminando
con la cabeza y el corazón en el momento presente.
Yo no he vivido una
situación como la que tú estás pasando. Las dificultades que a mí me tocaron fueron
distintas, ni mejores ni peores, sólo diferentes. Y creo que lo importante es
no dejar que se convierta en algo más que nos pasa sino hacer que se transforme
en una experiencia donde elegir quién queremos ser en esta situación en la que nos
encontramos inmersos.
Cuando este confinamiento pase algunos habrán perdido a sus seres queridos, otros sus empleos y otros sufrirán aún más precariedad y recortes en sus libertades. Este parón nos lleva a la
reflexión, a mirar más allá de uno mismo, a ser más conscientes de lo que
realmente es importante en la vida, qué y quién nos da sentido, a poner cada uno
lo mejor de sí mismo… Imagino que junto al dolor y la impotencia habrás visto también
muchos gestos de solidaridad y de entrega gratuita.
Ante estas circunstancias
hay muchos modos de responder. Yo elegí el diálogo, la confianza, el aunar esfuerzos,
tender puentes desde la bondad y la justicia, el vivir muy despierto a la
realidad para que nadie se quedara fuera de mi mirada y lo más importante, mi única
fuerza la encontré en la oración.
A partir de ahora te
invito a que dialoguemos juntos. Ya puedes coger papel y boli para apuntar, dibujar
o crear artísticamente todo aquello que haga vibrar tu corazón y así puedas
enviarme tu carta.
Me imagino que te sonará
esta frase que me gusta mucho: “Tú has de ser siempre tú” aunque en esta
coyuntura que os toca vivir ahora, la relación con uno mismo es un gran reto, ¿no?
Nunca dejamos de conocernos y vivir + lo que somos. Esta pandemia que estáis
viviendo, quizá os ha hecho tocar mucho vuestra fragilidad. ¿Te ha pasado a ti?
¿Has experimentado el límite, el cansancio,
el enfado, la alegría… quizá la enfermedad o la pérdida, la rabia, la hartura?
¿Qué está pasando en ti en
estas semanas? ¿qué sentimientos has tenido? ¿qué has descubierto de ti? No lo
pienses mucho, escríbeme (o dibuja) aunque sean palabras sueltas, sentimientos…
todo lo que haya pasado por ti en estos días.
Quizá me preguntes cómo
vivir la alegría en este momento… Yo, que dije, “Si eres alegre, lo tienes todo
ganado” Y yo te devuelvo la pregunta ¿en qué te apoyas, en quién te apoyas?
En los últimos años de mi
vida, de manera especial, cuidé las relaciones, la tolerancia, el respeto
profundo al otro, a sus ideas, el cuidado de la familia… Nos necesitamos, necesitamos
a los demás. Aunque no es fácil, lo sé. ¿Cómo está siendo tu relación con las personas, con tu familia, con tus amigos, con
los que en las redes sociales piensan distinto? ¿A quién echas de menos?
Siempre vamos muy
rápido ¿verdad?, ¡Tenemos tantas cosas que hacer, tantos planes, la agenda tan
llena! Sin embargo, cuando algo así nos sorprende nos damos cuenta de que, eso que
siempre dejamos de lado o posponemos, ahora se hace más necesario que nunca: el
encuentro con las personas, con uno mismo, con Dios.
Y a la vez nuestra
mirada se amplía, porque esto nos toca a todos, y percibimos con claridad que solamente
hay futuro para mí si hay futuro para los demás… porque las fronteras las
ponemos nosotros y este virus se las ha llevado todas. Todos estamos conectados
y a la vez los más perjudicados vuelven a ser los más vulnerables, que esperan
de nosotros gestos de acogida y de solidaridad ¿a quién te sientes más invitado
a acoger, a cuidar, a preocuparte en este tiempo? Porque “Tu prójimo es aquel de quien tú decides hacerte cercano, próximo, amigo
y hermano.”
Vamos a mirar con el corazón
las grandes cuestiones de la humanidad que también en estos días se han visto
afectadas: el cambio climático, las migraciones, las desigualdades de todo
tipo, la situación de las mujeres y de las familias, la dificultad de acceso a
la educación, a la vivienda, las personas sin hogar, la pobreza extrema etc.
¿Qué crees que necesita el
mundo en este momento? Y tú ¿puedes hacer algo?
Quizá te hayas preguntado
dónde está Dios en medio de toda esta situación… Yo me lo pregunté también y
busqué la respuesta… No es una tarea fácil… Pero lo descubrí en hombres y mujeres
que, con sus gestos, su entrega, su vida hacían realidad la justicia, la
solidaridad, la paz. Hombres y mujeres que no se rendían porque confiaban en
que Dios estaba con ellos y en ellos acompañando, sosteniendo, serenando, abrazando,
cuidando, curando y acercando distancias. Dios también camina a vuestro lado en
la situación que vivís. Si te paras a escuchar la realidad y miras hacia dentro
podrás descubrirlo.
¿Dónde y cómo crees que está
presente?
Haz silencio dentro de ti, escucha
a Dios en tu corazón, atrévete a descubrirlo dentro y fuera de ti. A Dios lo necesitamos en situaciones que nos
desafían, nos duelen y nos retan.
Todo esto acabará,
aunque aún no se sabe la fecha. Ojalá no
sea algo más que os ha tocado vivir y espero que algo de lo que has aprendido a
vivir + este tiempo pueda seguir caminando contigo y lo puedas aportar al
futuro común que todas y todos vais a tener que construir. ¿Estás dispuesto/a? ¿Hasta
dónde puedes comprometerte aquí y ahora?
Y no lo olvides, “debemos
buscar la alegría dentro de nosotros, en el corazón. Si la alegría se funda en
lo de afuera, vendrá y marchará según los acontecimientos, pero si se hace radicar
en el corazón no habrá peligro. Cuando lo de afuera te mueva a tristeza, echa la
mirada hacia adentro y encontrarás la alegría. Allí hallarás siempre motivo
para estar alegre.”
Me despido. Son muchas las
cosas que te he dicho, pero todas ellas importantes. Tú puedes continuar escribiéndome tus
reflexiones o volver sobre alguna de mis preguntas. ¡Adelante! No pierdas esta
oportunidad, ni este tiempo que se te regala para hacerlo.
Estoy deseando saber de ti y
espero con muchas ganas tus palabras (tus dibujos). ¿Nos volvemos a ver esta
tarde a las 4? ¡Te espero!
Un abrazo
Pedro Poveda
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