VÍDEO DEL LEMA

domingo, 3 de mayo de 2020

CARTA DE PEDRO POVEDA A LOS ADOLESCENTES


Pedro Poveda vivió con” la cabeza y el corazón en su momento presente”, atento a las necesidades, sensibilidades y oportunidades de su tiempo.
Nuestro hoy está lleno de incertidumbre y a la vez de esperanza, pero ¿cómo dialogaría hoy Poveda con estas circunstancias tan sorprendentes? ¿qué nos diría? ¿qué realidades nos invitaría a mirar?
Hoy es él quien se comunica contigo. Te va a hablar, pero sobre todo te va a invitar a que le cuentes, a que le compartas qué estás viviendo, cómo lo estás viviendo, qué se despierta en ti en este momento. Por ello, para leer la carta que te escribe, necesitas preparar el momento, contar con tiempo, sin prisas y un espacio sin ruidos en el que puedas estar concentrado/a.
Te proponemos que cojas un boli y un papel y mientras lees la carta o al terminar de leerla, escribas tu respuesta, la experiencia que estás viviendo, el camino que vas haciendo de aprender a vivir + lo que eres, a vivir + tus relaciones, tu familia, tu colegio, de aprender a vivir + la relación con este presente, con la humanidad, y de aprender a vivir + la idea buena de Poveda.

Mitos sin evidencia científica de la adolescencia¡Buenos días!
Hoy día 4 de mayo del 2020 vengo a hablar contigo, pero, sobre todo, vengo a escucharte. Quiero saber cómo estás y que miremos juntos cómo seguir caminando con la cabeza y el corazón en el momento presente.
Yo no he vivido una situación como la que tú estás pasando. Las dificultades que a mí me tocaron fueron distintas, ni mejores ni peores, sólo diferentes. Y creo que lo importante es no dejar que se convierta en algo más que nos pasa sino hacer que se transforme en una experiencia donde elegir quién queremos ser en esta situación en la que nos encontramos inmersos.
Cuando este confinamiento pase algunos habrán perdido a sus seres queridos, otros sus empleos y otros sufrirán aún más precariedad y recortes en sus libertades. Este parón nos lleva a la reflexión, a mirar más allá de uno mismo, a ser más conscientes de lo que realmente es importante en la vida, qué y quién nos da sentido, a poner cada uno lo mejor de sí mismo… Imagino que junto al dolor y la impotencia habrás visto también muchos gestos de solidaridad y de entrega gratuita.
Ante estas circunstancias hay muchos modos de responder. Yo elegí el diálogo, la confianza, el aunar esfuerzos, tender puentes desde la bondad y la justicia, el vivir muy despierto a la realidad para que nadie se quedara fuera de mi mirada y lo más importante, mi única fuerza la encontré en la oración.
A partir de ahora te invito a que dialoguemos juntos. Ya puedes coger papel y boli para apuntar, dibujar o crear artísticamente todo aquello que haga vibrar tu corazón y así puedas enviarme tu carta.
Me imagino que te sonará esta frase que me gusta mucho: “Tú has de ser siempre tú” aunque en esta coyuntura que os toca vivir ahora, la relación con uno mismo es un gran reto, ¿no? Nunca dejamos de conocernos y vivir + lo que somos. Esta pandemia que estáis viviendo, quizá os ha hecho tocar mucho vuestra fragilidad. ¿Te ha pasado a ti?  ¿Has experimentado el límite, el cansancio, el enfado, la alegría… quizá la enfermedad o la pérdida, la rabia, la hartura?
¿Qué está pasando en ti en estas semanas? ¿qué sentimientos has tenido? ¿qué has descubierto de ti? No lo pienses mucho, escríbeme (o dibuja) aunque sean palabras sueltas, sentimientos… todo lo que haya pasado por ti en estos días.
Quizá me preguntes cómo vivir la alegría en este momento… Yo, que dije, “Si eres alegre, lo tienes todo ganado” Y yo te devuelvo la pregunta ¿en qué te apoyas, en quién te apoyas?
En los últimos años de mi vida, de manera especial, cuidé las relaciones, la tolerancia, el respeto profundo al otro, a sus ideas, el cuidado de la familia… Nos necesitamos, necesitamos a los demás. Aunque no es fácil, lo sé. ¿Cómo está siendo tu relación con las personas, con tu familia, con tus amigos, con los que en las redes sociales piensan distinto? ¿A quién echas de menos?
Siempre vamos muy rápido ¿verdad?, ¡Tenemos tantas cosas que hacer, tantos planes, la agenda tan llena! Sin embargo, cuando algo así nos sorprende nos damos cuenta de que, eso que siempre dejamos de lado o posponemos, ahora se hace más necesario que nunca: el encuentro con las personas, con uno mismo, con Dios.
Y a la vez nuestra mirada se amplía, porque esto nos toca a todos, y percibimos con claridad que solamente hay futuro para mí si hay futuro para los demás… porque las fronteras las ponemos nosotros y este virus se las ha llevado todas. Todos estamos conectados y a la vez los más perjudicados vuelven a ser los más vulnerables, que esperan de nosotros gestos de acogida y de solidaridad ¿a quién te sientes más invitado a acoger, a cuidar, a preocuparte en este tiempo? Porque “Tu prójimo es aquel de quien tú decides hacerte cercano, próximo, amigo y hermano.”
Vamos a mirar con el corazón las grandes cuestiones de la humanidad que también en estos días se han visto afectadas: el cambio climático, las migraciones, las desigualdades de todo tipo, la situación de las mujeres y de las familias, la dificultad de acceso a la educación, a la vivienda, las personas sin hogar, la pobreza extrema etc.
¿Qué crees que necesita el mundo en este momento? Y tú ¿puedes hacer algo?
Quizá te hayas preguntado dónde está Dios en medio de toda esta situación… Yo me lo pregunté también y busqué la respuesta… No es una tarea fácil… Pero lo descubrí en hombres y mujeres que, con sus gestos, su entrega, su vida hacían realidad la justicia, la solidaridad, la paz. Hombres y mujeres que no se rendían porque confiaban en que Dios estaba con ellos y en ellos acompañando, sosteniendo, serenando, abrazando, cuidando, curando y acercando distancias. Dios también camina a vuestro lado en la situación que vivís. Si te paras a escuchar la realidad y miras hacia dentro podrás descubrirlo.
¿Dónde y cómo crees que está presente?
Haz silencio dentro de ti, escucha a Dios en tu corazón, atrévete a descubrirlo dentro y fuera de ti.  A Dios lo necesitamos en situaciones que nos desafían, nos duelen y nos retan.
Todo esto acabará, aunque aún no se sabe la fecha.  Ojalá no sea algo más que os ha tocado vivir y espero que algo de lo que has aprendido a vivir + este tiempo pueda seguir caminando contigo y lo puedas aportar al futuro común que todas y todos vais a tener que construir. ¿Estás dispuesto/a? ¿Hasta dónde puedes comprometerte aquí y ahora?
Y no lo olvides, “debemos buscar la alegría dentro de nosotros, en el corazón. Si la alegría se funda en lo de afuera, vendrá y marchará según los acontecimientos, pero si se hace radicar en el corazón no habrá peligro. Cuando lo de afuera te mueva a tristeza, echa la mirada hacia adentro y encontrarás la alegría. Allí hallarás siempre motivo para estar alegre.”
Me despido. Son muchas las cosas que te he dicho, pero todas ellas importantes.  Tú puedes continuar escribiéndome tus reflexiones o volver sobre alguna de mis preguntas. ¡Adelante! No pierdas esta oportunidad, ni este tiempo que se te regala para hacerlo.
Estoy deseando saber de ti y espero con muchas ganas tus palabras (tus dibujos). ¿Nos volvemos a ver esta tarde a las 4? ¡Te espero!
Un abrazo
Pedro Poveda

No hay comentarios:

Publicar un comentario