Dos hermanos, uno soltero y el otro casado, tenían una granja cuyo fértil suelo producía grano abundante, que ambos repartían a partes iguales.
Al principio todo iba bien. Pero después de un tiempo, el hermano casado se despertaba por las noches pensando:
“No es justo. Mi hermano no está casado y recibe la mitad de la cosecha. Pero yo tengo mujer y cinco hijos, de modo que cuando sea anciano tendré todo lo que necesite. Pero, ¿quién cuidará de mi hermano cuando sea viejo? Necesita ahorrar para el futuro más de lo que ahorra actualmente, porque lo necesita mucho más que yo...”.
Entonces se levantaba de la cama, caminaba sigilosamente y vaciaba un saco de grano dentro del granero de su hermano.
También el hermano soltero comenzó a despertarse por la noche y a pensar:
“Esto es una injusticia. Mi hermano tiene mujer y cinco hijos y se lleva la mitad de la cosecha. Pero yo no tengo que mantener a nadie excepto a mí mismo. ¿Es justo que mi hermano, con toda su familia, reciba lo mismo que yo? No”.
Entonces se levantaba de la cama y llevaba un saco de su grano al granero de su hermano.
Un día se levantaron de la cama los dos al mismo tiempo y tropezaron uno con otro, cada uno con un saco de grano a la espalda. Se explicaron los motivos.... Y su amor de hermanos quedó fortalecido para siempre.
El hecho se divulgó unos años más tarde, cuando ya habían muerto los dos. Y cuando los ciudadanos buscaron un lugar para edificar un templo, escogieron el lugar donde los dos hermanos se habían encontrado, porque decían que no había un sitio más sagrado en toda la ciudad.
También nosotros podemos hacer algo por las necesidades de nuestros seres queridos.
- ¿Somos capaces de ponernos en el lugar del otro?
- ¿Detectamos las necesidades de los demás o vivimos centrados en nosotros mismos?
Señor Jesús, la vida, la sociedad nos invita a mirarnos a nosotros mismos, a cuidar nuestra imagen, a cuidarnos exclusivamente nosotros.
Pero somos conscientes que vivimos con otros, que nuestras vidas se enlazan más o menos profundamente a otras vidas... y eso exige de nosotros capacidad de empatía, ponernos en el lugar del otro.
Que seamos capaces de hacerlo y que crezcamos juntos en este nuevo curso. Gracias Jesús.